25.1.08

SEGUNDO DE ESO nos hace partícipes de sus "pequeñas historias"

Los alumnos de segundo también quieren colaborar con pequeñas historias nacidas de un ejercicio de clase. La única condición es que el cuento de Augusto Monterrosos debe ser la primera o la última frase.

"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".


N.B.: sus "relatos" aparecerán como comentarios.

6 comentarios:

anna dijo...

SIN UN SOLO ADIÓS

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Corrió hacia el lavabo para limpiarse la cara y volvió otra vez a la habitación; pero no era un sueño ni llevaba los ojos sucios. ¡Aún estaba allí! Lo despertó y le preguntó por su hecho; pero el dinosaurio no sabía cómo explicarle lo que le ocurría.
Sus ojos cada vez estaban más empapados, y de repente, empezó a soltar palabras. Juan no entendía que decía que no podía marcharse. Había llegado en aquella época, y no sabía cómo. Juan, no sabía qué hacer: si se lo contaba a sus amigos, lo tomarían por idiota y si lo contaba a sus padres, les cogería algo. Decidió que lo escondería en el patio de su casa donde allí no lo encontraría nadie. El dinosaurio día a día iba recordando un poco cómo había llegado, pero Juan no podía llevarlo a su época sin saber cómo, ni cuándo, ni a quién…
Un día, el dinosaurio se acordó de unas palabras muy raras y simples, Juan empezó a atar cabos. A la mañana siguiente, cuando Juan despertó con la ilusión de devolver al dinosaurio a su época, vio que éste había desaparecido y dedujo que con las palabras ésas se había ido. Sin un solo adiós, pensó.

Sílvia CC dijo...

IBO, EL DINOSAURIO

Una bonita mañana de otoño, Jorge salió a dar un paseo por el bosque. Le daba un poco de miedo aquel bosque, porque sus amigos le habían explicado que allí habían criaturas extrañas. Pero él no creía en esas criaturas, él no, porque quería hacerse mayor, y como mayor que era, no creía en historias. Se adentró un poco en el extenso bosque, y con cada paso que daba, más miedo tenía, y sus esfuerzos para disimularlo eran inútiles. Entonces, por detrás de unos árboles, salió un enorme dinosaurio, que parecía una cría. El dinosaurio, sabía hablar, y le dijo que estaba enfadado con sus padres, y que por eso se había ido, y que se llamaba Ibo. Jorge e Ibo se hicieron amigos rápidamente. Pasaron el día juntos, divirtiéndose, pero llegó la hora de despedirse. Serían amigos para siempre. La despedida sería dura porque se llevaban muy bien, pero se llevarían en el corazón. Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

julia dijo...

EL DINOSAURIO

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. No era precisamente el tipo de dinosaurio que uno se imaginaba; No me llegaba ni a la cintura, patitas delanteras pequeñas, con urpas afiladas y puntiagudas, peligrosas para cualquiera. Su piel colorida mezcalba naranja y marrón con verde y lila, según los rayos de sol que le acariciaban.
Me lo había encontrado en la parte Norte de la jungla la mañana anterior, durante la expedición de reconocimiento. Salió de entre los matorrales del rio, i me siguió. No pude hacer nada al respecto, y al final me resigné a tener esa ombra siempre detrás de mi, aún con el riesgo que su madre fuera en su búsqueda.
Cuando me establí a esta zona Nord-este, hize un estudio del subsuelo; y comprové de que coincidía con el que estudié el año pasado en el sur del Amazonas. Finalmente, llegué a la conclusión de que me encontraba en el mismo lugar però 3.000 millones de años atrás.

eva dijo...

LA IRREALIDAD

José era un niño que vivía muy lejos de aquí. Un día estaba sentado en el sofá viendo una película de dinosaurios y se durmió.
Mientras dormía, soñaba que estaba en una isla desconocida, donde había mucha vegetación y un río muy largo. Tenía mucha hambre porque hacía muchos días que no comía, fue a buscar comida. Vio unos cocos en un árbol muy alto. Intentó cogerlos, però no lo conseguía, no los alcanzaba.
En el intento vio algo que se movía. Fue corriendo hacía allí y encontró una cosa muy pequeña y rara. ¿Que podía ser?
Se fue a casa y vio que ese animalillo lo había seguido.
En realidad la película había terminado, toda la irrealidad de la película y el sueño se había acabado pero...
cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Eva-Elisenda

Sergi Iglesias dijo...

EL GRAN BOBASAURIO

Un hombre trabajaba de inventor en un taller de su casa.
Un dia inventó por pura casualidad una máquina que tenía la gran virtud de retroceder en el tiempo. Su sueño era ver como era la vida en la edad de los dinosaurios, y así lo hizo. Al cabo de muy poco ya estaba rodeado de ellos. Le fascinó mucho todo aquel paisaje pero había un dinosaurio en especial que le llamaba la atención por su increíble tamaño y su forma. Hizo fotos de todo aquello pero como aún no conocía el comportamiento del dinosaurio, le comenzó a perseguir. Estuvo un rato corriendo e intentando escaparse, pero el Bobasaurio tenía un gran olfato. Llevaba una pequeña máquina para reducir a los animales, le redujo, le minimizó y lo puso en una jaula; pero el agotamiento se apoderó de su cuerpo y perdió el conocimiento.
No se sabe cómo pero volvió a su época y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Sílvia Camps dijo...

EL DINOSAURIO

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. El niño cogió su patinete y se marchó rápidamente. No se olvidó de nada,... Ni de su pelota, ni de su libro que tanto le gustaba.
Pensba que cuando despertaría se habría ido. Se llamaba Roberto. Le asustaba mucho la enorme cara del dinosaurio, también sus dientes afilados y sus sueños terribles. No paraba de correr y no se giró ni una sola vez. Pero el dinosaurio era muy veloz. Roberto iba tan rápido como podía. Finalmente decidió girarse. El dinosaurio ya no le seguía. El niño se asustó. Vio como el dinosaurio se había parado. Jugaba con una mariposa. Entonces, Roberto aprovechó para escapar.